jueves, 10 de junio de 2010

Words.

Pantalones anchos.
Tatuaje en el cuello.
Remolino en el pelo.

Camiseta de tirantes.
Y las manos en los bolsillos.


El mundo es tu barrio.
Defendiendo tus sienes.
Como tus mas preciados bienes.

Cuando la muerte es un segundo.
Y las palabras son escudos.

Te subes al escenario.
Y vomitas tu vida.
Improvisada.

No quieres llamarlo poesía.
Pero lo cierto es que rimas.
A cada palabra.


Tu vida es ese momento.
En que te subes al escenario.
Y te asomas, sin miedo.

Porque el miedo esta en la calle.
En cada esquina.
Pero aquí arriba no.

No vacilas.

Tu alma se libera a la primera estrofa.
De la cárcel de tus dudas.
Del oficio de las pistolas.
De la herida del cielo.

Y vuela.


Planeando por el presente eterno.
Del sentir de tu cuerpo.

Te liberas.

En la segunda fila, juegas.
Con la mirada de ella.

Pelo corto.
Ojos negros.
Y el cuello como anzuelo.
Del deseo de tu boca.
Por prolongar el ahora.
Como un incendio de versos.


Mientras la noche espera fuera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario