El mástil del cielo
sigue allí,
sujetando cada piel
y cada sueño.
Estructura sempiterna
al margen de cualquier
Dios,
inmune a los pájaros
de la noche.
Libre del gobierno
de los hombres ciegos,
resume en cada siglo
la sangre del profeta.
Se alimenta
de la savia de la tierra,
del incendio de la tarde,
de los mares de las olas.
Ajeno al tiempo
y a sus leyes,
sigue incitando
a los poetas.
sigue allí,
sujetando cada piel
y cada sueño.
Estructura sempiterna
al margen de cualquier
Dios,
inmune a los pájaros
de la noche.
Libre del gobierno
de los hombres ciegos,
resume en cada siglo
la sangre del profeta.
Se alimenta
de la savia de la tierra,
del incendio de la tarde,
de los mares de las olas.
Ajeno al tiempo
y a sus leyes,
sigue incitando
a los poetas.