fragua que me devuelve
a una pupila anterior
Eres
la mujer de mis brazos, tiemblo
La tierra se fractura en
colchones de olas, mar
que fue vino y que ahora
oxigena tus talones
Estatua de sal,
tu nombre
se desdibuja paralelo
a un Dios inaudito
No quiero perderte
todavía,
espera que termine de
sacudirme
este cuerpo que solo
se arrodilla
El cielo se ajusta
a minuto,
la imagen tiembla en
la costilla fracturada
del último recuerdo
Vuelas, duermo
Te pierdo en la rutina
de mi brazos abiertos,
en el negativo
que no sabe encuadrarse,
buscarnos
otra salida a este suicidio
de voz que solo
vomita silencio.
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