Con la boca,
con los ojos,
a cada latido
que me fija a vivir
en este presente,
contigo.
Te llamo.
Y no es importante que ahora no estés
porque siempre estás aquí
conmigo.
Te sangro
porque te colaste en mis versos
como canto.
Y desde entonces
sólo hay un tono
que rompe en cascadas de figuras
que te trazan
en presente, en futuro y en pasado.
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