No hay droga o artificio
que calme este dolor
que paraliza las vocales
No puedo andar, ni nombrarte
mi pierna es un trozo de carne
derrota o hueso astillado
sangre que fue sangre
Dónde está la muerte
cuando se precisa de sus servicios
dónde el parabrisas
que te borre de mi ombligo
Que ya no sé si tirarme por la ventana
o volar a otra cintura
que me estirpe
de mi mismo.
Nada calma el dolor de la palabra y nada hay más cierto que el dolor.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó