Primero sentí mucho calor,
como si la muerte avanzara desde dentro
hacia los vértices,
apagando todas las luces de mi cuerpo
Después vino el silencio
la ausencia de garganta,
el suicidio del lenguaje
quería hablar
pero las palabras se iban diluyendo
esa distorsión en el fondo de mi ser
iba extendiéndose,
reduciéndome a la mínima expresión
Solo existe el hambre
en este indómito paisaje
de edificios pulcros y políticas desordenadas
caminamos, somos los caminantes
nos observan desde atalayas inconquistables
a veces se divierten disparándonos a la cabeza.
Estamos destinados a la mísera esclavitud, pero aun nos queda la palabra, sigue usándola, tu que puedes porque tienes ese arte, un beso.
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