El tiempo tiene una estructura
circular
entra y sale por la ventana
minúscula del yo
sin demasiado esfuerzo
nosotros
( tú y yo)
somos peones
simultáneos de su juego
nos arroja uno contra el otro
en un movimiento antiguo
de pieles y países
con la esperanza
de que cambiemos el mundo
pero somos tan humanos
que la sangre
se desborda en el vértigo
de cuchillos
el miedo a perder la forma,
como si el continente
fuese más importante
que el contenido
nos hace sumisos
en la idea de romper
la anatomía de los ideales
nos alejamos
como se aleja Ícaro
del sol
perdemos las alas
y los días
en tantos poemas
como heridas oscuras
la soledad es
ese orgasmo autoinflingido,
el semen frío
de la tercera noche
después no hay nada.
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