sólo el aire
que libera ventanas.
La sabana olvidada,
tu cuerpo a rayos
de mis manos.
Te deseo,
aún a tientas de mis sueños.
Te busca mi boca
que a labio se pierde
entre tus pechos.
Siento tu aliento
que me envuelve,
que me llama
hacia ti.
En ese momento,
en que tu sexo asume
el incendio
de la llama que nos late,
entre ráfagas de nosotros.
Bello poema, felicidades.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Me alegra mucho que te guste, Francesc.
ResponderEliminarAbrazo grande.