Tengo un río
de palabras.
Un breve espacio en la memoria,
un esternón que se extiende
y un dedal.
Un despacho de pronombres,
una lluvia de vestidos,
una historia que contar.
Prendo,
grito
y sangro,
viviendo al día
de mi cuerpo.
Soy,
el hombre que desea.
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