El cielo se presta
a caerte
detrás
de los hombros
El viento
juega
con tu pelo,
como si tocarte
con la punta
de los dedos
fuera el premio
El tiempo
sólo
maquilla
los tenues reflejos
de un sol
que ladrón
se filtra
a través
del vestido.
Siento el deseo
en cada
pausa
de mis
labios,
como si
fuera esta tarde
la última tarde
que nos queda.
Y toda la naturaleza se hizo cuerpo de mujer bajo el embrujo de los versos de un poeta.
ResponderEliminarAbrazo grande Eusebio.
Un abrazo enorme, Tomás.
ResponderEliminarMuchas gracias :)
Muy buen poema, la tercera y cuarta estrofa son preciosas.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó