el derecho
a seguir
enfocándote,
por eso a cambio
te regalo:
el ombligo
del viento,
para que viajes
allá
donde tus ojos
se posen
mi sombrero
pirata
y todos los deseos
canallas
que se
le quedaron
prendidos,
la renuncia
del tiempo
a tocarte,
porque la melodía
que representas,
no tiene
límite
de cuerda,
sólo
vuela
en el
espacio
de un recuerdo.
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