Lo sientes,
¿verdad?
como fuente
inagotable,
que te brota
cambiando el
perfil de las horas.
Tiene el color de la
música
y el nombre
que le das en cada pulso.
Vuela,
y te vuela
las pupilas,
haciéndote creer.
No existe encuadre
que lo adopte,
ni estructura
que lo suponga,
simplemente es.
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