bailan las almas gemelas.
Se reconocen en los ojos
y en los labios,
en los años perdidos
y en el nombre.
Yo te vi
en el mes de septiembre
y no hizo falta
brújula de sístole
ni mechero.
Sólo el momento
presente
presente
de tu cuerpo.
Fue tan inmensa la vida
entonces.
Por eso ahora
protestan los
trastes de la guitarra
a mis acordes.
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