Apoyaba el vaso,
equilibrando el coste
del recuerdo
que había venido a olvidar.
Era martes
y en el bar sonaba una
canción de Alanis.
Las notas treparon por la copa
medio vencida,
directamente a la garganta.
Allí
primero fueron
nudo
y después
fuego.
El corazón era
un saliente
desbocado.
Los ojos
un mosaico
de imágenes
regadas.
La vida,
una sucesión
de sueños
al limbo.
Hay que tratar de beber siempre bien acompañado y brindando por el mañana, sino esas copas acaban por causar resaca.
ResponderEliminarAbrazo grande Eusebio.
Hermano:
ResponderEliminar"Allí
primero fueron
nudo
y después
fuego".
UF! Eres muy grande, Eusebio.
ufff...cada vez que te leo me gusta más!! esa copa que bebe el fuego en la garganta...
ResponderEliminarUn beso!! poeta!!