Es algo que tiene que ver con la energía,
con lo que uno es y le define.
Eso que habita en las tripas, en el estómago
corazón, en las tinieblas también, en la piel, en el recuerdo y en los sueños.
Llámalo teatro, poesía, esgrima, pintura,
escultura, Arte.
El que lo ha vivido y asimilado sabe muy
bien que no es una elección, sino una parte de uno mismo. Un trozo de alma que
necesita carbón o aliento, empuje, imaginación, desarrollo.
Por mucho que lo apartes en aras de otro objetivo,
trinchera o fin,
ese monstruo insaciable te seguirá llamando, quizás no ahora,
sino más adelante y durante toda tu vida.
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