domingo, 10 de junio de 2012

FREEDOM.



El mundo rueda
en su propia sangre
de poder y falsos dioses.

A eso se referían los Mayas, 
no era el fin de la vida,
era el fin de la llama
de los hombres.

Por eso sólo queda desierto
y zombies, 
esclavos del deseo artificial
que no alimenta.

¿Cuándo empezamos a devorarnos?

Nosotros, depredadores
de almas y sueños, 
de tierra y de árboles.

Agentes perpetuos
de una felicidad espontánea,
peones catódicos,
gregarios del dólar.

Cuántas vidas debemos esperar
para reventar el cielo
a gritos,
recuperando palmo a palmo
el espíritu que nos hizo libres.

Somos autónomos
de alma
y pensamiento, 
ciudadanos del mundo
y de la vida,
carne de la tierra, 
dueños de nosotros.

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