martes, 9 de octubre de 2012

8:45

Un rayo de sol como una promesa
resalta entre el tráfico de caras y autobuses
Te ilumina los tobillos
como si tus tobillos fuesen indicios 
de un camino insuperable: el trazado a lo largo
de tus piernas
Parada en ese puesto callejero
intuyo que bebes café a pequeños sorbos
y digo intuyo, porque perdido estoy en el diámetro 
de tus muslos, llegando al límite de tu falda roja
bordeando el perfecto equilibrio de tus caderas
La mañana empieza aquí, me digo,
mientras la línea de mis ojos se topa con el rojo
de tus labios y me asaltan unas ganas terribles 
de comerte la boca despacio, sin demasiadas explicaciones
dejando atrás el trabajo, la crisis, el cielo azul de este martes
en el que tú y yo podemos ser horizonte.

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