Despiertan las comas,
separando números,
que no aguantan las cuentas,
de tu ombligo alrededor.
Y en torno a los salientes de ti,
enrollo poemas de dedos,
que detengan el tiempo en tu carne,
que desoigan los limites cuerdos.
Y loco de remate,
me da por entregarme,
a cuerpo sin trabas,
a labio despierto.
Y que vendrá después,
no sé,
quizás un sábado alado,
o un motivo entre almohadas,
o tu mirada,
o una utopía a nuestra medida.
O una nueva melodía,
que alcance cien labios,
dos siglos,
o tus cuatro manos.
El tiempo, el viento y los espejos,
no tienen relojes,
que empuñarnos.
Bocas libres de entorno,
ojos de un sólo retorno,
nosotros.
Vienes,
vengo,
y los años remueven portales,
que no salen de su asombro.
Sólo volamos.
Libres de todo.
Amando a cada lado de nosotros.