domingo, 22 de abril de 2012

II.

Yo sólo me reservo
el derecho
a seguir
enfocándote,

por eso a cambio
te regalo:


el ombligo
del viento,
para que viajes
allá
donde tus ojos
se posen



mi sombrero
pirata
y todos los deseos
canallas
que se
le quedaron
prendidos,



la renuncia
del tiempo
a tocarte,

porque la melodía
que representas,
no tiene
límite
de cuerda, 

sólo 
vuela
en el 
espacio
de un recuerdo.

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