En mitad de la noche,
inyectada de silencio.
La luna replegó sus fronteras.
Quimera.
Color.
Pausa.
Abertura.
Y la (música) se propagaba,
bajo los efectos de caballos alados,
sin montura o misterio.
Sólo tus ojos.
Seguían la danza.
Tú,
que ocupabas los espacios vacíos,
en ese instante,
o universo.
En ausencia de todo,
y de todo colmada.
Entregada.
Siendo,
mi cuerpo y mi alma,
vida rescatada,
por ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario