A veces duermo del mundo.
Como esperando.
Abandonado a mi música.
( Mi música es la que suena,
mientras mis huesos sanan
y mi alma es lo que queda)
Digo que duermo,
sin puertas cerradas
ni almohadas.
Sin techo.
Ni abrigo de días.
Sin cuerdas.
LIBRE.
Y la libertad tiene cuerpo de mujer a mis ojos.
Pecho indeleble,
labios amables
ojos capaces de besarme.
A mí que soy,
la mitad de uno y todos mis recuerdos.
Frágil espejo de noche.
Cuando el cielo está a punto de caerse
de tan irreal,
y yo me veo agarrado a ti,
acariciando cada órbita
que nos inventa.
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