jueves, 21 de abril de 2011

XVI

A veces duermo del mundo.
Como esperando.
Abandonado a mi música.


( Mi música es la que suena,
mientras mis huesos sanan
y mi alma es lo que queda)


Digo que duermo,
sin puertas cerradas
ni almohadas.

Sin techo.
Ni abrigo de días.
Sin cuerdas.

LIBRE.

Y la libertad tiene cuerpo de mujer a mis ojos.

Pecho indeleble,
labios amables
ojos capaces de besarme.

A mí que soy,
la mitad de uno y todos mis recuerdos.
Frágil espejo de noche.


Cuando el cielo está a punto de caerse
de tan irreal,
y yo me veo agarrado a ti,
acariciando cada órbita
que nos inventa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario