domingo, 8 de abril de 2012

Es.


La playa 
se ofrecía 
a ser prólogo.


El sol apenas pesaba,
mecido por las manos
del niño.


De una pupila a otra:
el horizonte.


Era tan fácil
responder 
a las preguntas,
rodeado de olas
y dioses.


2 comentarios:

  1. De una pupila a otra:
    el horizonte.

    Esto es una línea horizontal perfecta.

    Muy buen poema, felicidades.
    Salud
    Francesc Cornadó

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