I
Abro los ojos.
El cielo.
Inmenso como los relojes sin nombre.
Sentado en un escalón.
De una escalera titánica.
Sin principio, ni
fin.
Mis pupilas asimilan el paso.
¿Salto?
IIUn restaurante.
Mirando a una pared blanca.
Baldosas irregulares.
Siento una presencia.
Desvío la mirada, y al volver.
La pared está derrumbada.
Miro a través del agujero.
Y en el final se vislumbra una habitación.
Los objetos vuelan.
Y una mecedora se mueve sola.
Pido permiso a una camarera con la mirada apagada.
Entro...
IIIAbro los ojos.
Enfrente una carretera.
Los coches circulan a ambos sentidos.
Capto el peligro.
Dos guardias uniformados me miran atentos.
Sus pupilas censuran mi vuelo.
No quieren que cruce.
Pero yo cruzo.
Y huyo.
Cómo si el suelo estuviese poblado de llamas.
Ganan mis ganas.
Y los pierdo.
Giro la calle.
Y ante mi, se presenta inmensa:
La Torre
Eiffel.
Mientras intento abarcar todo su entorno.
Pienso:"Cuánta belleza."
El cielo protege su espalda.
Una llama ondea el horizonte.
Llegó la hora del crepúsculo..
IVEl cielo era una broma macabra.
Una atmósfera opresiva.
Me soltaba, pero a la vez me atraía.
Su halo amenazaba con torturar mis sienes.
Mientras yo iba cayendo en ciernes.
Caía suavemente, como lo hacen las hojas.
Mecidas por el viento.
La calle era un avispero de
zombis.
Esperando su presa.
Yo tanteaba opciones.
¿Cómo enfrentar?
Aquella horda de muerte.
Caía por fin, y una
marabunta me oprimía.
No tenía miedo...
V
En el salón de mi casa.
Las ventanas cerradas.
Un círculo.
Mi madre, mi hermano y yo, en torno a él.
El perro en el centro.
Cambia de color.
Crece su agresividad.
Tiembla.
Describe
círculos.
Cambia de tonalidades.
Mientras nos enfoca.
Y nos mira.
Fijando nuestros pies al piso.
No puedo moverme..