martes, 3 de agosto de 2010

Magia.


No podría decir su edad.

¿Treinta tal vez?

La primera vez que la ví.

En mitad de la calle.


Era de noche.

Y los semáforos subrayaban.

Los deseos pendientes.

De las figuras dibujadas del cielo.


No llevaba sombrero.

Pero me eché las manos al cabello.

Como si lo llevase.

Fue un acto nervioso.


Una esquina.

Poco iluminada.

Ella imponente, brillaba.


Al acercarme tímidamente.

Sentí su olor.

Mezcla de mango y hierbabuena.


Giró la cabeza.

Extendiendo la palma de su mano.

Y sopló.


Cientos de virutas de plata.

Volaron en mi dirección.

Desapareció el callejón.

Y yo caí en un agujero profundo.

Olvide mi mente.

Y el mundo...



Estaba naciendo a una nueva ilusión.

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