miércoles, 13 de abril de 2011

XII

Una lluvia de gente puebla,
cada rincón de la historia.
De esta HISTORIA.

Que puede ser ala o ruptura.
Puente o castigo.
Música.

Ojos que sueñan,
balcones.

Y desde todos los mares,
cada latido es una ola,
y la arena en su sitio,
como imaginando.


Porque en su dominio del tiempo,
ve la inmensidad en cada toma.


Y redacta entre caracolas,
poemas efímeros que se cuelan,
entre rendijas de Dioses,
que pueblan los hilos del viento.


Yo sólo me alimento,
de lo que a dos palmos de mi alma,
se muestra.


Entra en mi,
con su luz y su sombra,
y se me escapa por la boca,
cada vez que me invento,
una excusa,
para ser inmortal,
entre tus notas.
 

Tu que siempre me llamas por mi nombre,
el de mi alma de todas mis vidas,
emblema o raíz, 
del universo que duerme,
a mitad de camino,
entre tu cuerpo y el mío.

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