miércoles, 17 de agosto de 2011

Malditos bastardos.

A caperucita le falta un lobo
entre los árboles.

De rojo perpetuo
camina
sin atar cabos.

Es pura adrenalina, 
chasqueando ramas 
sin mirar a los lados.


El hombre acecha.


Todo ojos,
mente insana,
corazón estrecho.

Los arboles agitan los brazos, 
como queriendo expandir la denuncia.


El cielo calla,
sólo calla
mientras tanto.



(1) Sobra epílogo.

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