viernes, 5 de noviembre de 2010

Delirio.


El cuerno de la luna entre mis labios.
Tímida humedad en el ocaso de mi boca.
Resplandecen tus lados.

Cuando brillando.
Las pupilas de tu sexo.
Expandes glorioso testamento.

Del vórtice de tus caderas en auxilio.
Del incendio de este cuerpo.
Que se consume en la pirotecnia.
De esta danza de la tierra.
Que entregada al delirio de la noche.
Desoxida cadenas ya partidas.

Tus manos sobre cimas apoyadas.
Tu ritmo de cadencia acumulada.
Vomitan siglos nuestros labios.
Cuando sólo existe un grito.
El de la noche, que aulla por nosotros.

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