Quiero,
desatar estampidas,
de elefantes de papel.
Que pisen fuerte,
levantando los sembrados,
de bombas racimo.
Esas que destrozan las pieles,
dividiendo allá donde quieren,
a los hombros míos.
Que acaben con la cosecha,
de violencia,
que asola conciencias.
Que no quede ni una sola pistola en pie.
Que nadie pueda matarlos.
Que arrastren sin pausa,
a toda la fauna,
a toda la flora,
que ya contaminada,
no pueda defenderse.
De la nada,
de la muerte.
Que se unan.
A este éxodo.
Que sobra mundo.
Que alimentar.
De esperanza.
De nosotros.
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