
Hoy os cuento que nací,
con otros ojos.
Del parto de mediodía,
impulsado a bocanadas de alegría,
de verte aquí.
Porque llegaste para inundar(me),
y de paso apuntarme,
todos los caminos.
Esos que venían sugiriendo tus caderas,
desbordadas de primavera,
aquí.
En Madrid.
Ciudad de luces,
de historias de calles,
de puertas abiertas a canciones,
que suenan.
Que inventan leyendas,
desde la Cibeles,
escoltada por dos leones.
Que por mas que apuntasen los neones,
otras esferas,
ella y tú os repartíais,
la porción de versos del mediodía.
Y seguimos camino,
paseo abajo de mis sueños,
de tu mano,
a los dominios de Neptuno.
Que tridente en mano,
calmó todos los mares,
para postrar caminos de plata a tus pies.
Que volando a media luna,
llegaron intactos,
a la casa del arte.
De Goya a Velázquez,
todos abrieron sus puertas,
a tu incipiente belleza.
Cuentan mis párpados,
que ese camino,
contigo.
Reconcilió mi ombligo sin patria,
con todas las venas de esta ciudad.
Sintiéndola cercana,
descalza de soles,
bella y eterna,
Madrid.
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