Hoy me decidí a sonreír
y salí a la calle.
Y en cada esquina estabas,
como rumor infundado
que llega sin causa
y embriaga.
Después de una noche de agujas,
de sombras que saltaban portales,
después del miedo y el hambre.
Después de mis añicos
repartidos a partes iguales,
renací entre haces de luces.
Dispuesto a entregarme
entre versos de mis ojos,
dispuesto a nombrarte
en cada canción de mi boca.
Que los caminos no existen
en este espacio-continuo,
sólo el instante.
Y cada instante de tus ojos
es una explosión controlada
de mi corazón en tus manos.
Y mientras se suceden los lagos
yo vuelo,
que no puede la historia separarnos.
Por mas que renueven pretextos las fronteras
o se peleen por mis huesos las hogueras,
yo me debo a tu nombre.
Porque
vivo, sueño y elijo,
contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario