jueves, 18 de noviembre de 2010

Número primo.


Diferente.

El chico se late diferente.
Desde la punta del pelo.
Hasta el dedo.

No lee los periódicos.

Dejó de interesarle la actualidad masticada.
Su poso es un poco de libros.
Y una mezcla de su cabeza.
Pariendo razonamientos cada momento.

Su prisma es una imagen múltiple.
Una suerte de pentagrama de música y sangre.
De historias superpuestas.

Siempre caminando al borde de la locura.

A veces le duele el pecho.
¿Será una enfermedad congénita?
O la certeza de carne de cañón.
De cromosoma inédito.

Es tan extraño el mundo a su alrededor.

Que algunas tardes se entrega.
Entre presiones de un corazón emergente.
Que quiere saltar hacia afuera.

Tantas preguntas sin respuesta.

A veces se siente mascara.
O sombra chinesca.
O portal sin acera.
Le sobran las palabras.
Porque no hay idioma posible.
Ni karma caliente.
Que serene su muerte.

La vida es un parque temático.
Y él es tan real.
Que se rompe en añicos.

2 comentarios:

  1. No todos somos iguales, ni vivimos la vida del mismo modo, pero intentamos vivirla, lo que supone llegar a toda esa clase de emociones, incluso a la caída que supone la bajada de la montaña rusa y el caer, rompiéndose en añicos.

    ¡Buen blog!
    Un saludo:

    V

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