La noche aguarda,
tras las mamparas de los miedos
primigenios.
Sólo el hombre que se asoma al propio,
caminando entre sus sombras
será el primero.
Que se enfrente
a cada paso de los ruegos como mantos,
salvando a cada hombre de los hombres.
Jugando al juego.
Equilibrando el cielo,
que muere cada noche a las orillas
de un sol que no se esconde.
Destapando las ruinas
de la ciudad de las sombras
sin espejos.
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