"Los eternos vinieron para quedarse, para ser voz y sueño.
Ellos eligieron mi mano, yo les presté mis palabras.
Para seguir propagando este cúmulo de arena brillante,
más allá de cualquier tiempo o distancia.
Ícaro fue el primero, pero atrás y su lado esperan sus hermanos.
Que ruede la historia..."
El horizonte limita sus hombros, su nombre.
Pero el sigue impasible, mientras duela.
Lentamente se sacude la ceniza a borbotones.
Y soñando y viviendo camina,
dejando a sus espaldas toneladas de fuego de soles
que desandar o sufrir
mientras sangra , mientras vuela.
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