jueves, 3 de junio de 2010

Enfocando al arbol blanco.

El árbol blanco.
Sus ramas son prolongaciones de luna.
Alimentos de estrellas.
Su imagen es eternidad.
Es magia.
Porque todos los sueños del mundo.
Se crearon a través de su savia.
No ha nacido canalla.
Que usurpe sus cielos.
Porque al árbol blanco.
No se llega con los ojos abiertos.

Hay un oso del mismo color.
Que es su mano derecha.
Su protector.
Cuando al mundo no le quedan excusas.
Y el cielo es una mancha negruzca.
El oso apoya la espalda.
Contra la corteza eterna.
Agitando su espalda.
Impregnado su alma.
De la savia del árbol.

Y cargado de energía.
Se exilia a la cueva.
A soñar buenas nuevas.
A parir nuevas alas.
Para los hombros desnudos.


Del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario