Me diste la mitad de tu boca.
Y yo te besé, como si fuera mi última hora.
Jugueteando entre limites de tu cielo.
Agrupando tu aroma.
Tu espalda, se quedaba huérfana de ropa.
Y yo resbalando cuello abajo.
Sin mas frenos que mi boca.
Subrayando tus perfiles.
Desnudándome de mi sombra.
Y rompió el cielo.
En cien virutas de plata.
Reclamando la luna su trono.
Su centro, su todo.
Descomponiendo en esferas.
Su piel, su bandera.
Besando a poetas.
Administrando las cuentas.
De versos.
Jamás tuvo el mío.
Yo estaba navegando otros mares.
Vaciando de alma el cuerpo.
Abandonado al delirio.
De ombligo.
Contigo.
Es precioso, no puedo decir más, es precioso
ResponderEliminarEnhorabuena Eusebio, un beso
Ana