domingo, 6 de junio de 2010

La Dama.


La música fue lo primero.
Que aprendieron tus labios.
Cuando desde la radio.
Surgían cien cantos.

Identificaste al sol.
Y a la luna.
Como instrumentos.
De tu deriva.

Una guitarra.

Fue tu regalo.
Mas solicitado.


Recuerdas con especial cariño.
El día en que tu abuelo y tu madre.
Desembocaron en una vieja tienda del centro.
Y escogieron para ti.
Un futuro talento.

Desde entonces.
No hubo día.
En que tus manos no acariciaran.
Cada rincón de tu dama.

De majestuosas curvas.
De vientre de agua.
Latiendo desde tu savia.

Forjaste una unión.
Como si su piel.
Fuera una parte de tu alma.


Fueron pasando los días.
Y las manos de niño.
Se quedaron en la memoria.
De la clave de sol de tu historia.

Tu talento no pasó desapercibido.
Te surgieron contratos.
Y desde el vientre de tu dama.
Floreció una llama.

Juntos de la mano.
Sonasteis en la radio.
Subisteis cien escenarios...


Pero si has de elegir un momento.
Prefieres la noche.
Cuando a solas.
Sin mas escenario que el cielo.
Acaricias su pelo.
Su mástil.
Su cuerpo.
Y mueres a cada verso.
Enredado en su aroma.

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