miércoles, 22 de junio de 2011

Hoy.

Hoy,
en el metro.
El vagón era la suma de manos y piernas,
ipod-nanos, libros electrónicos,
miradas perdidas.

Hoy, como ayer o mañana,
aturdido entre el silencio de la rutina.
No pretendía salvarme,
quizás porque mis pupilas estaban ya vencidas.

Pero agarré un libro de poesía,
como el que respira
y poco a poco los versos fueron dotando de voces
todas mis voces dormidas.

Volvió el hombre sobre la tierra.

Y quise levantarme de mi
en ese momento,
para en voz alta hablar a todos y todas
con estas voces que sentí tan mías.

4 comentarios:

  1. Hoy,
    en el metro.
    Sentiste que la belleza era tuya.
    Salud
    Francesc Cornadó

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  2. La poesía siempre nos devuelve a nosotros.
    Un abrazo grande, Francesc.

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  3. La poesía compañera, salvadora, que nos rescata de miedos, soledades, tristezas y de pupilas vencidas.

    Un beso Eusebio

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