domingo, 10 de julio de 2011

Incendio.

Vuela, 
la gran bola de fuego.

Hay quien dice que es 
un residuo
de tu piel o universo.

Que eres
cuando desnudas el cielo
y sólo tú
quedas como único
aliento.


De las retinas que traigo
de las retinas que invento
.



Y después, 
se supone que después 
sólo quedará tu labio.


Y todos los muestrarios
de cada incendio que irradies
mientras bailas.


Que de la boca que derrames
yo llenaré mi copa
resumiendo cada tarde.




De tus pechos la hermosura
de tu ombligo la locura
y de mis manos tú.




Que yo ya no respondo por mí
en esta hora y en todas las horas
que nos apuntan.



4 comentarios:

  1. como siempre sensible poeta acaricias nuestros sentidos con tus bellas letras, infinitas gracias por hacernos confidentes de ellas, un besin de esta amiga admiradora.

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  2. Al final quedan residuos incandescentes
    Buenísimo poema. Felicidades
    Salud
    Francesc Cornadó

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