jueves, 22 de diciembre de 2011

Retiro.

Recuerdo el sabor
de la lengua
a mi labio.

Del deseo, 
campando a sus anchas.

De la cama
y la noche.
De tu cuerpo.
Recuerdo.


El día se ofrecía,
por eso pintamos las calles.
Amanecer era besarte.
El Retiro, sólo una excusa.

Esa mañana te recogiste el pelo con dos palillos,
acentuando el perfil  de tus ojos.
A tu cara nacía la niña que fuiste.


Yo sólo sabía andar y agarrarte la mano,
paseando entre títeres y puestos, árboles,
desembocando en el Palacio de cristal.


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