martes, 20 de diciembre de 2011

San Miguel.

Había una ventana antes de llegar a nuestra habitación,
un pasillo,
la noche,
tu mano.
El móvil como linterna.

Las calles quedaban atrás.

Tu abrigo rojo,
tus manos alzadas buscando el calor
de las estufas instaladas en el mercado de San Miguel.
Los puestos alrededor.
Tu sonrisa.

Dos copas de vino.
Mi vida ajustándose a esa manera nueva de querer.

Labio,
labio,
pausa.

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