viernes, 16 de julio de 2010

Homeless.


Es muy cuidadoso.
A la hora de elegir.
Selectiva memoria.
Que hace recuento de las olas.

Las imágenes se suceden.
Como gotas deslizándose.
Escoge esa de su infancia.
Sin darle demasiada importancia.

Mientras se prepara.
Para el primer asalto a la mañana.

Los amuletos de sangre.
Dan poder.
Son esperanza a la que aferrarse.
Cuando la vida es un destape de ausencia.
Y las horas, meras presencias.

Piel desgastada.
Labio seco.
Camisa sucia.
Elegante sombrero.

La casa acuestas.
Resumidas sus pertenencias.
En un carro de la compra.

Avanza lento.
Como si no fueran sus piernas.
Sino la tierra.
La que dotara de movimiento.
Cada momento.

Atrás quedan dos cartones de vino.
Últimas balas de una noche.
Que no muere.
Ni mata.
Solo ralentiza el dolor.
Entre vapores de alcohol.


De un corazón a la intemperie.

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