
"Cuando Dios te da un don,
también te da un látigo,
y el látigo es,
únicamente para auto flagelarse."
Truman Capote.
Un goteo de sangre.
Marca el recorrido.
Del sofá a la mesa del escritorio.
Su territorio.
Su isla particular.
El rincón donde desmenuzar.
A latido.
Cada sentido.
No se nace escritor.
Piensa.
Mientras agonizan las metáforas.
Que fueron descartadas.
Los monstruos corren liberados.
Mordiendo las esquinas.
De su piel.
Subyugando a recuerdo.
De vida.
Todo influye.
Todo suma.
Por eso odia leerse.
Después del trance.
Mientras corrige faltas de ortografía.
Reconociéndose a cada instante.
Entre renglones.
Perfectos transmisores.
De sus heridas.
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