viernes, 18 de febrero de 2011

Eye of the beholder.

Sobrevuela.
Las líneas discontinuas.
Extendiendo brazos.
Que son alas recortadas.

De las venas que fue gastando.
Como cuerdas rotas.
De guitarra.

Pero siempre sobrevive.
Al viento restante.
A los pozos sin fondo.

Solo.

Dejando en cada puerto.
Un perfil de tormento.
Una sonrisa esbozada.

Detrás de los hielos chocantes.
Del vaso que nunca apura.
Del labio que siempre gasta.

Sangrando canciones.
Que llaman a las palmas.
De la noche.

Cuando ya no quedan estrellas que apuntar.
Sólo el desgaste.
De su pupila descarriada.

Observando.
Desde los camerinos del purgatorio.
Del mundo.

El de los hombres.
El de los lobos.

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