lunes, 28 de febrero de 2011

Noruwei no mori.

Después de dormir tres horas
el hilo de realidad se acota,
no sabe a ciencia cierta
si es sueño o cuerda

O quizás ambas

Pero lo que está claro
es que sus párpados denuncian
la soledad impuesta
y cosas de revoluciones,
levantan el velo

(El piso era tan franco,
que no existían las persianas)

De lo que vino después,
quizás fue primero la taza de café
que el espejo

por mas que apuntaran
otras dimensiones
las baldosas frías

De los restos del suelo,
una botella de Jack Daniels
y un organigrama

(Como si al papel le sobraran cabezas visibles)

En la base onírica, él
como protagonista principal de una novela de Murakami.

No pintaba mal la mañana.

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