Todos los martes
los peces boquean,
y no por falta de sangre
o de soles
Ya que ni por encargo
viene la muerte
a lavar las branquias de deudas
Por eso sigue el río fluyendo
sin pararse a recordar,
de diques sus sienes
Las mismas que laten sentencias,
a quien libre de tierra y augurio
se deja llevar por el curso
Y de cursos
sacaba yo exposiciones
de tus piernas,
de esa carne tan tuya
que exhalabas
Cuando sólo quedabas tú
en cada corriente
de mis ojos.
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