miércoles, 28 de julio de 2010

Magia blanca.

Una piedra blanca.
Sin grietas.
Redonda como un círculo sin dueño.
Yace caliente entre mis dedos.

La encontré entre dos sueños.
Cierro los ojos, y cambio de cuerpo.
Soy el águila que desbloquea el cielo.

Cuando los pretextos del mundo.
Recargan de miedo los muros del cielo.
Vine aquí a romper emblemas.
A enfrentarme a tus miedos.

No ha nacido gárgola que usurpe.
Tu alma de luz.
Tu pecho de fuego.
Yo estoy aquí, primero.

Haciendo la cruz a las sombras.
Que nada se acerque a tu pecho.

Leo las runas.
Invoco de frente.
A todas las fuentes.

Manteniendo el equilibrio.
Cuando el aire viene viciado.
Cuando sobran los brazos.
Que invocan suicidios.
Yo los paro.

A ellos, que todo lo nombran.
Que vienen y toman.
No podéis pasar.

Yo te protejo.
De los monstruos.
Que nada quieren.
Que todo empobrecen.

Desde sus manos tristes.
Sus carencias nefastas.
Aquí no tienen cabida sus garras.

Oxigénate en mi espalda.
Agárrate fuerte a mis alas.
Que yo voy abriendo el cielo.
A punta de magia.

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