sábado, 3 de octubre de 2009

Enemigos públicos

Soy Johnny Depp, aquí estoy vestido de gangster de la época de la gran depresión, y perseguido a cada momento por Christian Bale, en su papel del agente Melvin Purvis.
Estoy al otro lado de la pantalla, corriendo, disparando, escapando, besando...pero os veo, os veo al otro lado, sentados en las butaca del cine....no encontréis explicación, no existe, así es la magia del cine.
Me gusta determe en cada cara, y observar vuestra expresión, desde la primera hasta la última fila, vosotros veis mi película y yo veo vuestras historias.
Se nota la pasión en las últimas filas, así que cuando hablo mas de la cuenta, cuando mis diálogos son mas largos de lo habitual, veo como el chico de la última fila desliza las manos por el cuerpo de la chica de al lado,como si en la oscuridad de la sala, sus cuerpos se buscaran, tanteandose, ella le corresponde con un beso en el cuello y sus labios se encuentran.....

Un cubo de palomitas rueda por el piso, el padre tantea el suelo con la mano, en un intento de recuperar las máximas palomitas posibles, mientras en voz baja pero enérgica reprende a sus dos hijos, los chicos no pueden dejar de hacer ruido, porque las hormonas viajan por su cuerpo a la velocidad de la luz y estar quietos durante dos horas y media es pedir demasiado.

Mi mirada se detiene ahora en el chico de la Sexta fila, el que vino solo, el de la mirada triste, una lágrima resbala por su mejilla, quizás sea mi escena, la escena de hace un par de minutos en la que besaba a mi novia en la ficción, ¿que recuerdos le traerá?, me dan ganas de pedir un descanso en el metraje y salir de la pantalla para explicarle que las heridas sanan y que siempre vuelve el amor después de la derrota...pero no puedo, porque tengo que seguir huyendo y el cabrón de Christian Bale me pisa los talones.

Mientras esquivo las balas, miro de reojo a la fila séptima , y allí están un grupo de seis, tres chicas y tres chicos, la chica numero tres estira los segundos al cojer palomitas para que así sus dedos se encuentren con los dedos del chico numero uno....me encanta ese momento.

Pero mi aventura ya llega al final, tengo que ir a enfrentar mi destino, pero antes de que los créditos finales inunden la pantalla, me fijo en el centro de la sala, en las dos butacas vacías, dos butacas que han sido testigo mudo de multitud de historias, porque la mía tiene un final, pero la suya no, la suya se renueva cada día, su historia es la historia de los labios sucesivos, de los besos furtivos, de las risas contenidas, de la lágrima final, de las emociones desatadas.....¿os he dicho que me encanta mi trabajo?

Fdo: Jonnhy Depp

The End

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