domingo, 25 de octubre de 2009

El hombre que no amaba a las mujeres.

Apoyada la mano en la ventana, corre la cortina con un movimiento lento, al hacerlo el sol descubre un cardenal del tamaño de una nuez dibujado en su antebrazo, subir la persiana le cuesta mucho trabajo, como si los brazos hubieran perdido su fuerza...y recuerda que ese brazo paró el golpe, el puño dirigido directamente a su mandíbula.

Con la mirada perdida en un punto del horizonte, con los ojos vacíos, como si la nada le hubiera absorbido el alma, con los ojos secos de llorar...no vive por ella, si la vida se redujera así misma haría mucho tiempo que habría dejado de luchar, abrazándose a la muerte.

Un niño corretea y se abraza a su pierna, ella maquilla su mirada vacía y rebusca entre sus entrañas una mascara de sonrisa, y agarra a su hijo en brazos, estrechándolo contra su pecho.

Esta personita es el eslabón que le ata a la vida, que le hace luchar, después de que le arrancaran las alas, que el miedo se apoderara de su vida, que la violencia inundara su ser.

¿Dónde se fue mi alegría? ¿ Cuándo perdí mi personalidad? Todo lo arrastro el miedo, sepultado bien abajo, mientras una y otra vez pisoteaba mi espacio y reducía mi vida a él.

¿Dónde se marcho el hombre del que me enamoré? ¿En que momento cambió? ¿ O siempre fué así? ¿Cómo no pude darme cuenta la primera vez que asomó la violencia en sus ojos? Estaba tan ciega y tan enamorada, que sus ataques de celos para mí eran señales que certificaban su amor.

Hasta el primer día que me empujó contra la pared, agarrándome de los pelos, con su aliento en mi nariz, gritándome...jamás he sentido tanto miedo.

Recuerdo que el día siguiente desperté entre silencio, un silencio sordo y un dolor agudo en el pecho, la mañana dolía, demasiadas horas por delante....porque tampoco quería que trabajara, redujo mi espacio hasta separarme del mundo, apartándome a su frontera de la cual no podía huir.

Mi familia, mis amigos, mis aficiones, fueron cayendo poco a poco como fichas de un dominó....y mi mundo paso a ser una dictadura, una vida a su servicio, una esclavitud moldeada a golpes de paranoia..¿ alguna vez podré volver a amar?

Ahora estoy aquí en este rincón, abrazando a mi pequeño, no me atrevo a denunciarlo, no me atrevo a huir, no me atrevo, porque tengo miedo, tengo miedo por mi hijo,porque mi único objetivo en esta vida de mierda es protegerlo, aislarlo de la violencia de su padre, y que pasen rápido los años, que crezca sano y fuerte y que mis ojos puedan verlo, porque su sonrisa es mi pequeño territorio de felicidad, mi oasis, mi vida...

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