miércoles, 21 de octubre de 2009

Raining day

Llueve intensamente, las farolas iluminan la calle a ambos lados, la gente camina paraguas en mano mirando hacia abajo, como si los pensamientos pesaran mas de la cuenta a esta hora de la tarde.
Porque la tarde se muere, y hoy no hay crepúsculo, porque la lluvia lo sofocó, complice de la noche, transición instantánea.
Yo no llevo paraguas, en contacto directo con la lluvia y el viento, camino contando los pasos, vaciando los bolsillos de recuerdos y escojiendo palabras que describan lo que siento, para después plasmarlas en el papel.

En mi mundo, navegando, entrando y saliendo de él, mientras abro el portal de mi casa y me despido de la ultima gota de lluvia. Me encuentro con mi imagen al otro lado del cristal, mientras el ascensor transporta mi peso, un piso, dos, tres...llegamos al final.

Saco las llaves, y abro la puerta con lentitud, a tientas prendo el interruptor de la luz y saludo a la soledad que hay en el pasillo, se propaga a través de la sombras que pueblan las esquinas, pero al encender la luz se le ilumina el rostro y avergonzada se retira a su rincón.

Me quito las capas de ropa mientras enciendo el ordenador, las ideas se me escapan y yo intento atraparlas una a una, luego mas tarde cuando empiece este escrito, intentare unirlas como cadenas de adn hasta que formen un todo coherente.

Hoy quiero hablar de todo y de nada en particular, porque hoy los pensamientos fluyen sin control, como un remolino de epítetos cuando decido nombrarte, con lentitud cuando quiero describir el entorno, con rapidez cuando dibujo una acción.....mientras, al otro lado del cristal la lluvia continua siendo protagonista.

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