Dormida, con la cabeza apoyada en la almohada, los ojos cerrados, el pelo revuelto, los labios entreabiertos, tu pecho desnudo, tu ombligo, tu cuerpo calla pero no esconde, y la noche susurrándote al oído.
Despierta, vienes de la ducha y me besas, tu pelo mojado me roza suavemente, y abro los ojos, en un movimiento fugaz , te liberas de la toalla y tu cuerpo desnudo saluda a la mañana.
Eres la hermosura, mientras me detengo en cada parte de tu cuerpo, cojes un bote de crema y empiezas a extendértela por las piernas, por el vientre, por el pecho, yo miro maravillado cada movimiento, y me pregunto si existe algo mas bello que una mujer.
Ya vestida te despides con un beso en los labios y mientras cruzas el umbral de la puerta susurras dos palabras de amor, y yo te persigo.
Suelto mis pensamientos, mi afán de ti, y te persiguen calle abajo escoltando tus caderas, susurrándote al oído, no estas aquí y ahora, y yo te deseo.
Y mañana te cojeré de la mano en el cine, y entre fotograma y fotograma, te besaré como si esa película fuera la última película que viesen mis ojos, como si estos labios no volvieran a besar a nadie nunca mas, como si ese día fuera el último día del calendario de la eternidad.
Mas tarde con la noche vencida, haremos el amor, y la pasión derretirá el pasado, el presente y el futuro, aniquilando el tiempo, porque en ese momento en que el placer se adueñe de ti y de mi, en ese momento en que no se pueda explicar mi cuerpo sin tu cuerpo, en ese momento en el que la vida es ese instante, sólo seremos tu y yo.
Y todo esto te lo cuento en ausencia de ti, porque aquí estas ocupando el vasto territorio de mis sueños, incitándome a nombrarte, a escribirte, a recordarte, y a construir historias que surgen desde tus labios hasta mi.
Un escrito muy bonito, de sensaciones que todos hemos vivido, de pequeños detalles diarios que dan sentido a cualquier caos, de sensibilidades a flor de piel...
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